Como evitar la sensibilidad dental en verano

En verano nuestros hábitos alimenticios cambian. Nos olvidamos de dietas y comidas sanas, al menos durante las vacaciones, y le damos manga ancha a pequeños placeres como cócteles, dulces y helados.

 

Dejamos de lado comidas pesadas y calientes y nos dedicamos a ensaladas, gazpachos y salpicones. Y es que con este calor ¿a quién le apetece más un sopa de cocido que un plato de deliciosa y fresca ensaladilla rusa?

»Actualmente, la sensibilidad dental afecta a 1 de cada 7 adultos en España.» Buscamos refrescar nuestro cuerpo, además de con los chapuzones en la piscina, también por dentro. Y eso solo se consigue bebiendo una botella de agua bien fría o degustando un sabroso helado. 

Sin embargo, a veces el querer huir del calor y meternos el fresco en el cuerpo nos obliga a pagar el peaje de la sensibilidad dental.

Las bebidas y comidas muy frías nos hacen encogernos de dolor por unos instantes cuando tocan uno o varios dientes.

¿Sabías que en verano se detectan el 70% de los casos de sensibilidad dental? Por eso, es probable que aunque durante el resto del año no lo hayas notado con tanta intensidad, el aumentar la ingesta de comidas y bebidas frías durante estos meses hayan dado la voz de alarma.

Pero, ¿qué es exactamente la sensibilidad dental?

Es una molestia o dolor transitorio, es decir, dura unos pocos segundos. Es de intensidad variable y se da en uno o varios dientes cuando estos entran en contacto con alimentos muy fríos o muy calientes, muy dulces o muy ácidos o al contacto con algún instrumento, por ejemplo, el cepillo de dientes.

Aunque como hemos dicho puede ser durante unos pocos segundos, su intensidad puede variar entre leve y aguda.

Pero para entender realmente por qué se produce esta reacción de nuestros dientes, es necesario conocer la estructura dental.

La raíz del diente está protegida por la dentina. Esta capa está protegida a su vez en la parte superior del diente por el esmalte, y en la parte inferior, en la zona que cubren las encías, por el cemento.

La dentina, contiene miles de túbulos microscópicos que conectan el diente con las terminaciones nerviosas.

La sensibilidad dental se produce cuando en alguna zona del diente el esmalte o el cemento está dañado, y la dentina se halla expuesta. Con el tiempo su capa protectora se debilita y los estímulos externos como el frío, calor o el contacto con el cepillo de dientes, alcanzan las terminaciones nerviosas.

Por eso, problemas como la retracción de encías o la erosión del esmalte deben ser tratados por los dentistas.

¿Qué es lo que provoca este problema dental?
Volviendo al tema del helado, te diré que éste no es el causante de tu sensibilidad dental. El helado, el vaso de té helado o el gazpacho bien fresquito no son los responsables. Son más bien los detectores de que existe un problema. Así que no los culpes, al revés, dáles las gracias por el chivatazo.

Los causas más habituales de sensibilidad dental son:

-Abuso de comidas y bebidas ácidas que acaban dañando el esmalte dental.
Gingivitis y demás problemas de encías que hacen que se retraigan.
-Inadecuada higiene bucal, cepillado demasiado agresivo y uso de pastas de dientes abrasivas.
-Uso indiscriminado de productos de blanqueamiento.
-Bruxismo no tratado.


¿Cómo luchar contra la sensibilidad dental?


-Mantén una buena higiene dental: Esto implica cepillarte los dientes después de cada comida utilizando un cepillo con cerdas que no sean ni demasiado duras, para no dañar la encía, ni demasiado blandas, porque no arrastrarán los restos de alimentos. ---Usa un dentífrico con flúor que te ayude a prevenir las caries y que no sea demasiado abrasivo para no dañar tu esmalte dental.
-Si te preocupa el color de tus dientes y quieres lucir unos tonos más blancos, acude siempre a un especialista. Un tratamiento de blanqueamiento dental siempre debe ser llevado a cabo por un dentista y con técnicas y productos adecuados y de buena calidad. Desecha otras opciones y ahórrate más de un quebradero de cabeza.
Si notas que te levantas por las mañanas con dolor en los dientes o en las mandíbulas, probablemente seas bruxista. Acude a tu dentista de confianza para que te trate este problema antes de que acabes con todo el esmalte de tus dientes.
-Si tus encías sangran al cepillártelas o al hacer presión sobre ellas, es seguro que están inflamadas y hay que buscar la causa. Un buen dentista dará con ella y te pondrá el tratamiento más adecuado. Si no las cuidas, en los casos más extremos, tus encías se retraerán de tal manera que no serán capaces de sujetar tus dientes.
-No abuses de dulces ni de bebidas ácidas que pueden dañar el esmalte dental. Mantén una dieta sana y equilibrada.

 


La sensibilidad dental es un problema muy común que tiene solución. Cuánto antes te decidas a ponerle remedio, antes recuperarás la normalidad en dientes y encías. Come lo que quieras sin miedo al dolor.

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